"Y cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará sobre el trono de su gloria. Y serán reunidas delante de él todas las gentes: y los apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos." (Mateo 25:31,32)
Un día ya muy pronto, va a empezar El Rodeo más grande de la historia. Jesucristo, el Hijo del hombre, despachará a sus ángeles a encorralar a todo mundo de toda la historia. Una vez en sus corrales, los va a cortar los buenos, o sea las ovejas, a su mano derecha y los malos, o los cabritos, a su mano izquierda.
La Biblia nos dice que Jesús está sentado a la diestra del Padre, esto quiere decir a su mano derecha. Las ovejas, que quedan apartadas a la mano derecha de Jesús, tienen a Jesús entre ellas y el Padre. 1 Timoteo 2:5 nos dice que "Šhay un Dios, asimismo un mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre." Cuando el Padre las mira, las ve a través de su Hijo Jesús y del sacrificio que él hizo para ellas. Estas han confiado en aquel sacrificio. Así que, cuando el Padre las mira, ya no las ve como eran sino como han llegado a ser mediante Jesucristo. Las ovejas son aceptadas por el Padre y su gozo está en ellas porque han aceptado su provisión de salvación.
Ahora, si los cabritos están a la mano izquierda de Jesús, entonces no hay nada ni nadie entre ellos y el Padre. Cuando el Padre los mira, los ve tal y como son (y creo que, según nuestra cultura Mexicana, no los llamaríamos cabritos sino de un tamaño más crecido). De cualquier manera, no hay intermediario entre ellos y Dios el Padre. Y así, se cae sobre ellos toda la ira y el juicio de Dios porque no han aceptado su provisión de salvación.
El Hijo de Dios vendrá a recoger a las multitudes cuando menos se espera. La Biblia nos dice que hay unas señales que nos advierten que su regreso está cerca. Como guerras y rumores de guerra, terremotos, sequías y hambres y plagas en varios lugares, entre otras cosas. ¡A poco no parece como el día de hoy! Sin embargo, nadie sabe exactamente el día ni la hora sino el Padre. Lo importante es que estemos listos.
Si Cristo enviara a sus ángeles este mismo día a arrimarte ante el trono ¿a qué mano de Jesús te apartaría - a su derecha o izquierda? Si no estás seguro, ¿no crees que ya es tiempo que dobles la rodilla y sometas tu vida al señorío de Jesucristo? Puedes hacerlo mediante una oración así:
Querido Dios, entiendo que todo hombre o mujer nacido desde el tiempo de Adán y Eva tiene pecado, incluso yo. Entiendo que he pecado y eso es lo que me separa de ti.
También creo que Jesucristo es el Mesías, y que lo enviaste a morir para que todos mis pecados pudieran ser quitados. Ahora mismo te pido Señor, que quites todos mis pecados, y yo acepto a Jesús como mi propio Salvador. Creo que Jesús vive hoy y quiero que viva en mí.
Señor Dios, gracias por querer tener una relación personal conmigo, y quiero recibirte totalmente en mi vida ahora mismo. Quiero que me llenes con tu Espíritu para que yo pueda nacer de nuevo y para que me hagas la persona que quieres que sea. ¡Amén!
Si esta oración expresa el deseo de tu corazón, puedes confiar en que Dios te ha oído y te ha concedido tu petición. Y el poder del Espíritu Santo viene para hacerte nacer de nuevo para que ya no seas cabrito sino oveja del Buen Pastor. A partir de hoy puedes confiar que Jesús te apartará a su mano derecha en el día del juicio. Ahora es importante que siguas caminando con él, alimentándote diariamente con la leche pura de su Palabra para que crezcas.