Está decretado que los hombres mueran una vez, y después de esto, el juicio. Tarde o temprano, todo hombre se muere. La muerte es inevitable. No solamente inevitable, sino, en cuanto al poder del hombre, irreversible.
Para ser salvo, uno necesita saber primero que está perdido o en algún peligro. Los hombres están tan perdidos que ni cuenta se dan del hecho. Pero la Biblia dice, "Todos nosotros nos perdimos como ovejas, siguiendo cada uno su propio camino" (Isaías 53:6). En otro lugar habla muy claro de la condición del hombre y dónde se encuentra, "¡No hay quien haga lo bueno! ¡No hay ni siguiera uno! No hay quien tenga entendimiento; no hay quien busque a Dios. Todos se han ido por mal camino; todos por igual se han pervertido. ¡No hay quien haga lo bueno! ¡No hay ni siquiera uno! Su garganta es un sepulcro abierto, su lengua es mentirosa, sus labios esconden veneno de víbora y su boca está llena de maldición y amargura. Sus pies corren ágiles a derramar sangre; destrucción y miseria hay en sus caminos, y no conocen el camino de la paz. Jamás tienen presente que hay que temer a Dios" (Romanos 3:10-18). Esto es una muy buena descripción de la actual condición humana sin Cristo.
Pero hay algo en lo más íntimo de todo hombre que le da la inquietud de regresar al lugar de donde se perdió: la presencia de Dios. En la presencia de Dios hay plenitud de gozo y delicias a su diestra para siempre. Jesús dice que él es ese camino para regresar. No hay otro.
Si por cualquier motivo, tú fueras a morir después de leer este artículo, ¿dónde estarías por la eternidad? Solamente hay dos lugares: con Dios o separado de Dios. El ha preparado el camino para que estés con él por siempre. Y ha dado su Palabra para que tengas la seguridad de que eres salvo. Dice, "Si confiesas con tu boca a Jesús como Señor, y crees en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo; porque con el corazón el hombre cree para justicia, y con la boca confiesa para la salvaciónŠporque todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo" (Romanos 10:9,10,13). No te dé miedo admitir que Jesucristo es tu Señor y Salvador.
El tiempo de tratar este asunto es ahora, en esta vida. Porque después de la muerte viene el juicio y ya estará demasiado tarde para decidir. Ahora es el tiempo de salvación. ¿Tienes la seguridad de tu salvación? Dios quiere que tengas la salvación y la plena seguridad de que eres salvo. Por eso envió a su Hijo Jesús, quien vino a buscar y salvar lo que estaba perdido: tú y yo. El vino a darnos vida y nosotros necesitamos recibirla ahora en esta vida. Tú puedes recibirla ahora mismo orándole así:
Jesús, yo admito que estoy perdido y necesito ser salvo. Creo que has venido a buscarme y salvarme. Gracias por perdonar mis pecados y por darme vida nueva. Te recibo como mí Salvador. Amén.
Jesús dice en Juan 5:24, "Les aseguro que quien presta atención a mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna, y no viene a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida." Si esa oración fue el deseo de tu corazón, puedes estar seguro de que Cristo te salva y ahora mismo tienes vida eterna. Si te mueres hoy (y no creo que es la voluntad de Dios), tú te vas con él y en el juicio no serás condenado. ¡Que buenas noticias! Dios quiere que estés bien convencido de tu salvación y por eso te mandó por escrito 1 de Juan 5:11 y 12, "Este es el testimonio de que Dios nos ha dado vida eterna y esta vida está en su Hijo: el que tiene al Hijo tiene la vida, y el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida."
Como jinete de toros, yo siempre quería saber quién era el payaso y tener confianza en él antes de subir al toro. ¿Para que correr el riesgo de daño cuando no era necesario? De la misma manera, no trates de montar esta vida sin conocer al Salvador. No corras el riesgo de morir sin haber recibido el perdón de Dios y su regalo de vida eterna. No pongas en juego tu destino eterno. Si tú oraste para recibir el perdón que Dios te ofrece y quieres conocer más a tu Salvador, escríbenos para que te enviemos un Nuevo Testamento para vaqueros y un librito "Ahora Que Has Recibido A Cristo..."