"...Digan siempre: Sea engrandecido Jehová, que ama la paz de su siervo." (Salmo 35:27)
Dios es un buen Dios ¡todo el tiempo! y ama la paz de su siervo. La palabra "paz" es traducida del hebreo "shalom". Shalom va mucho más allá de una simple tranquilidad. Shalom quiere decir "estar seguro, en reposo, con paz, feliz; ser sano y completo, tener bienestar, salud, prosperidad y favor." Dios quiere que todos sus hijos tengan shalom. Otra traducción del mismo versículo dice que Dios "tiene placer en la prosperidad de sus siervos." Quiere que sean sanos y completos en su espíritu, alma y cuerpo, además prosperar y tener éxito en todo.
Muchas veces cuando oímos la palabra "prosperidad", pensamos solamente en el dinero. Y claro que sí, el dinero implica una prosperidad económica pero es solamente una porción de todo lo que Dios quiere para nosotros. Imagínate cuántas personas tienen riquezas económicas de este mundo y no tienen salud. ¡Todo el dinero del mundo no puede comprar tu salud si la has perdido! Imagínate cuántas personas sufren trastornos mentales o están lastimadas por la violencia o el abuso físico, verbal o sexual. Fíjate en toda la gente que está buscando la paz. Y no la encuentra sino en la Persona de Jesucristo. ¿Por qué? Porque él es el Príncipe de Paz y ha conseguido la paz entre Dios y el hombre. Y da esa paz al hombre entero: espíritu, alma y cuerpo.
En el Salmo 103:1-3 vemos cinco áreas dónde Dios nos ha bendecido. Ya es un hecho. Es tiempo que recibamos y andemos en estos beneficios. Fueron comprados para nosotros con la sangre de Jesús. No permitas que se desperdicien.
Bendice, alma mía á Jehová; Y bendigan todas mis entrañas su santo nombre. Bendice, alma mía, á Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. El es quien (1) perdona todas tus iniquidades, El que (2) sana todas tus dolencias; El que (3) rescata del hoyo tu vida, El que (4) te corona de favores y misericordias; El que (5) sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila.
No olvides ninguno de estos cinco beneficios. Afectan cada área de tu vida: espíritu,alma y cuerpo. Dios quiere que seas próspero en todo tu ser. Primordialmente, que todos tus pecados sean borrados de tal manera que tengas paz con Dios en tu espíritu y mente; que tengas salud en tu cuerpo y mente y no sufras de dolores o ninguna enfermedad; que tengas éxito en tu trabajo o tus negocios -- favor con tus jefes o con los clientes; que sea quitada de ti la naturaleza que te obligaba pecar para que vivas cómo sabes es justo; y que vivas la buena vida porque del Señor es la tierra y toda su plenitud.
¿Para qué ser próspero? Por que así Dios confirma su pacto con nosotros. El pueblo de Dios, cuando le ha servido y obedecido, siempre ha sido próspero en sus espíritus, mentes, cuerpos, campos, graneros, relaciones, negocios -- ¡en todo!
Adémás, podemos y debemos utilizar las riquezas de este mundo para ganar los verdaderos tesoros: las almas. No puedes llevar oro ni plata al cielo. ¿Y para qué? Las calles del cielo están pavimentadas con oro. Pero sí puedes llevar almas que has ganado para el Señor. Ellas son las verdaderas riquezas.
Ahora la clave para ser próspero está en convivir con Jesucristo: meditar en su palabra y platicar con él (orar). El va dirigir tus pasos para llevarte a la bendición. Te va a encaminar al éxito y la prosperidad. ¡Síguele! El tiene placer en tu "shalom".