"Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien." (Josué 1:8)
Dios nos creó para el éxito. Nos creó para triunfar. Debido a la desobediencia de uno (Adán), nuestra vida se puede describir con una sola palabra: fracaso. Pero la voluntad de Dios es que regresemos al estado de éxito y victoria que nos correspondía antes de la caída. El lo ha hecho todo posible mediante el sacrificio de su Hijo, Jesús. Pero no podemos sentarnos y esperar que nos caiga el éxito del cielo. Tenemos que actuar. En este versículo vemos cómo Dios le reveló a Josué "el secreto" para tener el éxito.
El "libro de la ley" se refiere a la Palabra de Dios. Al oír la palabra "ley," muchas personas piensan que se trata de una lista de reglas: todo lo que tienes que hacer y lo que no puedes hacer puros aguafiestas. Pero la Palabra de Dios está llena de leyes espirituales que se llaman preceptos, estatutos, principios, etc. Y si uno aprende a aplicarlos en su vida, encontrará la felicidad.
Este versículo nos dice que uno debe meditar en el libro de la ley, o sea la Palabra de Dios. La palabra meditar significa imaginar o reflexionar sobre algo hablándolo entre dientes. Implica decir, murmurar o susurrar. Por esto el versículo dice que nunca se apartará de tu boca. Que la palabra esté en tu boca. Y dice que lo hagas de día y de noche, o sea, todo el tiempo. Cuando tú medites en la Palabra de Dios, vas a estar diciéndola a ti mismo, murmurándola y repitiéndola vez tras vez.
Jesús dijo que "de la abundancia del corazón, habla la boca." En esta manera asegurarás que "guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito." La Palabra de Dios trae luz. Ilumina tu entendimiento. Te revela la verdad. Y así puedes caminar de acuerdo con ella.
La prosperidad que Dios tiene preparada para ti abarca toda área de tu vida. Primero, él quiere que estés salvo. Esto es, que hayas recibido el perdón de tus pecados y el don de Dios de la vida eterna. Y a la vez, que estés sano en todo tu cuerpo; que estés liberado de todo vicio y espíritu atormentador del enemigo; que todas tus relaciones interpersonales fluyan con amor; que toda necesidad tuya sea suplida y tengas una abundancia para toda buena obra; y que tengas éxito en todo lo que emprendas. Lee Salmo 1.
Ahora todo esto depende de ti. Según este versículo de Josué 1:8, ¿quién? hará prosperar tu camino? Eres tú; tú harás prosperar tu camino. Tú tienes que actuar. El versículo dice que la prosperidad es el resultado de meditar la Palabra de Dios de día y de noche. Tienes que poner en práctica estos principios si vas a ver la manifestación de la gloria de Dios en tu vida. Dios no lo puede hacer para ti. Pero si te dispones a hacerlo él te ayudará con su Espíritu Santo. Y todo te saldrá bien!