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Teines Que....
Lo dijo bien claro: hemos nacido una vez de carne y sangre. Para poder pasar de la tierra al cielo, TENEMOS QUE NACER DE NUEVO. El segundo nacimiento de que habla Jesús NO se trata de la carne y sangre sino del verdadero yo, nuestro hombre espiritual. Nuestro espíritu humano, que mora muy adentro de nosotros, tiene que nacer del Espíritu de Dios. Entramos vivos físicamente a este mundo pero muertos espiritualmente. Por esto nuestro espíritu tiene que "nacer de nuevo". Cuando nuestro antepasado, Adán, pecó contra Dios, desobedeciéndolo en el huerto del Edén, cayó de inmediato en un estado de muerte espiritual, aunque se tardó muchos años para que se muriera físicamente. Por lo tanto, todos los descendientes de Adán (tú y yo) llegamos a la tierra ya separados de Dios por causa del pecado original de Adán. Pecamos por lo que SOMOS: pecadores. Pero Dios hizo un camino para nosotros...un Camino para volver a convivir con El mismo. Ese Camino es su Hijo, Jesucristo, quien se hizo hombre (al pasar del cielo a la tierra), al nacer de una virgen con la Sangre pura de Dios en sus venas. Jesús fue a propósito a la cruz y se sacrificó voluntariamente, su vida incontaminada a cambio por la tuya. Se tenía que pagar el precio del pecado y la sangre derramada de Jesús fue ese precio. Sólo su sangre hizo la paz con Dios para ti y para mí, quitando todo nuestro pecado. Hebreos capítulo 9, versículo 22 nos dice que sin el derramamiento de sangre no hay perdón (no se quita el pecado). Consumado es. Jesús nos ha dicho en Juan 14:6, "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí." Recibimos la vida eterna y un hogar en el cielo solamente a través de recibir a Jesús. Al momento que invitamos a Jesús a entrar a nuestro corazón, aceptándole a El y todo lo que ha hecho para nosotros, el Espíritu Santo imparte la vida eterna a nuestro espíritu muerto, haciéndonos "nacer de nuevo, o sea, nacer del Espíritu. ¿Te gustaría "nacer de nuevo"? ¿Te gustaría entrar al gozo y la vida eterna? Si así es tu deseo, ora la siguiente oración, con un corazón sincero: "Señor Jesús, te recibo a ti y tu sacrificio para mí. Perdona mis pecados y lávame con tu sangre que derramaste. Te invito a entrar a mi corazón, y te doy gracias por hacerme nacer de nuevo y por darme tu regalo de vida eterna. Te confieso como mi Salvador y mi Señor y por siempre te entrego mi vida. Gracias, Padre Celestial, que ahora soy hijo tuyo. Enséñame a conocerte y a caminar en tu Palabra. En el nombre de Jesús, Amén." (Si oraste la oración arriba, has llegado a ser un ciudadano del Cielo. Ora cada día al Padre en el nombre de Jesús. Escríbenos y cuéntanos de tu compromiso con el Señor Jesús para que podamos orar por ti.) |
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